Y he amado.
Los suaves y febriles instantes de la sístole y la diástole, de los incontables momentos del toque de una caricia en la yema de los dedos.
Y he sentido.
El eterno paso del tiempo ante la incesante tempestad del pensamiento, la visión perfecta del color del sonido de las ideas de la mente.
Y he pensado.
Los pasos recorridos sin arraigo ni vector, el movimiento perpetuo de los brazos al viento y el incesante momento del acto mismo de insuflar de vida.
Y he vivido.
Las más de cientos de miles de ocasiones en las que morí y renací, cada noche, cada mañana, cada instante.
Y he Muerto.
Les hice saber cuánto era mi compromiso, de los instantes de pasiones, de las moradas de los que habitan en la roca y en el cielo.
Y he compartido.
Los suaves y preciosos momentos de amaneceres que he dejado y atardeceres que he regalado, un mecenazgo de naturaleza viva.
Y he querido.
El sentimiento de saber que es, lo que no es, lo que no está y lo que no será.
Y he conjugado.
Los momentos de desesperación, el dolor eterno del que se fue y el instante impertérrito de quien está.
Y he crecido.
Las muchas ocasiones en las que vi como se me esfumaba lo amado, la belleza de lo marchito, el canto del pájaro, la canción que sonó y el arrullo que no volvió.
Y he quedado enmudecido.
He amado y sentido que he amado y he vivido, aunque muerto seguiré dando todo lo que la existencia me ha compartido por que he querido y conjugado todo lo que he aprendido por que he crecido aunque al ver que era inalcanzable extender mi mano hacia ti he enmudecido al saber que puedo callar las experiencias más sublimes de los sentidos pero sin duda nada es posible decir sobre quién es mi compañero y testigo, el guardián de mis secretos mi más eterno amigo.
Y he amado. solo eso puedo decir a quien fue, que ya no está, que no será, y que ahora aunque cerca no es conmigo pues su pensamiento viaja en otro camino, en otro momento y en otro destino.
Aun así seguir a tu lado es el destino.
Centésimo Humano.